La mayoría de personas admitirán haber explotado un grano ocasional, pero tener que lidiar con un acné persistente puede ser muy frustrante.

A lo largo de los años, han surgido numerosas teorías sobre por qué unas personas tienen un acné más severo que otras. Algunas de estas teorías, como es de esperar, se han convertido en un discurso cotidiano, y con el tiempo se han ido distorsionando. El resultado de esto, es que muchas personas pueden tener una idea errónea de lo que causa o empeora el acné, y qué medidas pueden tomar para mejorarlo.

Por su puesto, a medida que aprendemos más sobre el cuerpo humano y se producen avances en la ciencia y la medicina, estas teorías pasan a ser aprobadas o descartadas. Por lo tanto, una idea en concreto que alguien podría haber oído hace mucho tiempo con respecto al acné podría ya no contar con un consenso científico (o incluso no haber tenido realmente un consenso científico en ningún momento).

En este artículo, analizaremos en profundidad el acné, al mismo tiempo que despejamos las dudas sobre los mitos más populares.

Lo primero: ¿qué es el acné?

El acné es una condición de la piel muy común que se caracteriza por la formación de granos o pústulas en la cara, espalda o pecho.

Los granos se forma cuando los folículos de la piel quedan bloqueados. Nuestro pelo y piel se mantienen hidratados por una sustancia conocida como sebo, el cual es producido por las glándulas sebáceas que se encuentran en la superficie de la piel. El acné se produce cuando estas glándulas producen un exceso de sebo, lo que bloquea los folículos. Las bacterias que normalmente habitan en la superficie de la piel se alimentan del sebo, y haciendo esto, crean residuos que irritan las glándulas; provocando granos, y en ocasiones infecciones.

La mayoría de casos de acné están relacionados con cambios hormonales que causan la producción del sebo. Normalmente esto ocurre durante la pubertad, pero en la mujeres el acné puede brotar debido a desequilibrios hormonales durante los ciclos menstruales, embarazo, o menopausia.

Los genes también pueden dictar si tienes más posibilidades de desarrollar acné, o no.

 

¡Mitos populares sobre el acné!

 

Chocolate

Mito: Comer chocolate causa acné

Realidad: El chocolate, por sí solo, no causa acné

Esto no es exactamente cierto. El chocolate no causa granos. Sin embargo, una dieta rica en grasas saturadas o azúcar puede incrementar la producción de sebo en la piel, lo que puede llevar a una reacción inflamatoria. Por lo que, aunque el consumo de chocolate no causa directamente acné, puede contribuir a las condiciones que llevan a la formación de granos.

Si notas que tienes más granos después de comer chocolate, puede ser una buena idea revisar tu dieta en general, y ver si estás consumiendo demasiado azúcar.

Por otro lado, es interesante mencionar que en los últimos años se han desarrollado algunas teorías sobre los beneficios del consumo de pequeñas cantidades de chocolate negro; incluido beneficios en la piel.

 

Pasta de dientes

Mito: La pasta de dientes puede eliminar los granos.

Realidad: No mejora el acné. De hecho, puede dañar la piel.

Algunas personas piensan que aplicando pasta de dientes a los granos pueden desaparecer, pero desafortunadamente, esto no es cierto. Nuestra piel es delicada, especialmente la de la cara. Los ingredientes de la pasta de dientes irritan y secan la piel dejándola normalmente en peor estado, especialmente si la tienes sensible. La pasta de dientes debe usarse solo para lavar los dientes.

 

Solo en la adolescencia

Mito: Solo los adolescentes tienen acné.

Realidad: El acné puede ocurrir a cualquier edad.

Es una condición de la piel que principalmente se da en adolescentes y jóvenes (la mayoría de los casos de acné que se reportan son de gente entre los 11 y los 30 años). Una gran proporción de los casos de acné está ligada a cambios hormonales causados por la pubertad.

Sin embargo, esto no garantiza que una vez que abandonas la adolescencia los granos vayan a desaparecer para siempre. Adultos de todas las edades pueden desarrollar también acné. La mujeres tienen mayores probabilidades de desarrollar acné en la edad adulta debido a los cambios hormonales causados por los ciclos menstruales, el embarazo y la menopausia.

 

Luz solar

Mito: El sol puede curar el acné.

Realidad: Los rayos solares pueden dañar la piel de manera permanente.

Quizá, uno de los mitos más peligrosos sobre el acné es el que el sol puede eliminar los granos. Esta creencia se deriva de una investigación realizada en la década de 1950, donde los médicos vieron que los rayos del sol reducían el enrojecimiento asociado con manchas.

Sin embargo, más tarde se descubrió que esto se debía a que la radiación ultravioleta suprime el sistema inmunológico; y esto a su vez reduce la inflamación.

A corto plazo parece que la piel mejora, ya que el bronceado hace menos visible los granos. Sin embargo, el calor del sol puede deshidratar la piel, lo que causará que la piel reaccione produciendo más grasa, lo que potencialmente llevará a más acné.

Además, una exposición a niveles altos de rayos ultravioletas puede causar serio daños en la salud de la piel, e incluso llegar a producir cáncer.

Por lo tanto, es fundamental usar una protección solar adecuada para reducir el riesgo de cáncer de piel. Las personas con acné pueden rechazar la idea de usar una crema solar en la piel por la posibilidad de añadir un extra de grasa; sin embargo, existen en el mercado protectores solares libres de grasa.

 

Explotar los granos

Mito: Explotar los granos elimina las bacterias.

Realidad: Explotar los granos puede empeorar el acné y producir cicatrices.

Por muy tentador que parezca explotar los granos, la realidad es que puedes estar dañando la piel.

Muchas personas creen que explotando un grano, están expulsando la bacteria fuera de la piel. Desafortunadamente, explotar los granos puede tener el resultado contrario.

La acción de explotar el grano puede, en ocasiones, empujar la bacteria a una parte más profunda de la piel. Por lo que aunque parezca que el grano ha sido eliminado, la bacteria puede haber quedado en el interior. La presencia de la bacteria residual puede llevar a una reacción inflamatoria, causando que el área se inflame, enrojezca y provoque dolor.

Además, el daño causado al explotar el grano, puede dejar una cicatriz, de la que tu piel tardará más tiempo en recuperarse.

Por lo que, a largo plazo, es mucho mejor resistir la urgencia de explotar los granos.

Tratamientos para el acné

No existe una cura para el acné, pero existen numerosos tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas.

Los tratamientos para el acné no son una solución instantánea. Pueden tardar varias semanas hasta producir resultados visibles. En algunos casos tendrás que continuar con el tratamiento aún cuando los granos hayan desaparecido.  

Sin receta

El listado de los productos de cuidado de la piel es infinito. Todos ellos afirman ayudar a que tu piel parezca radiante; pero muchos de ellos no cuentan con una base científica que les respalde.

Si quieres comprar un producto para el acné, de venta sin receta, entonces debes hablar con tu farmacéutico. Este puede recomendarte un producto que contenga peróxido de benzoilo.

Esta sustancia antiséptica ayuda a tratar los síntomas del acné atacando la bacteria causante de los granos, impidiendo que las células muertas bloqueen los poros y reduciendo la inflamación. Se administra normalmente una o dos veces al día.

Sin embargo, este tratamiento solo debe aplicarse con estricta moderación, ya que usar en exceso puede provocar irritación. Además, puede hacer que la piel se vuelva más susceptible a los rayos ultravioletas, por lo que es necesario una precaución extra con el uso de protectores solares.

Con receta

Cuando los tratamientos sin receta fallan, su médico puede recetar un medicamento, especialmente si el acné es severo.

Antibióticos

Antibióticos orales y de uso tópico pueden ser usados para tratar los casos más severos de acné. Actúan matando la bacteria que infecta los folículos de la piel.

Retinoides de uso topico

Los geles que se aplican directamente sobre los granos como Isotrex o Differine actúan eliminando las células muertas. Esto ayuda a desbloquear los poros, lo que impide que nuevos granos se formen y reduce la inflamación.

Tratamientos hormonales

Cuando otros tratamientos han resultado ineficaces, las mujeres pueden tener la opción de usar anticonceptivos orales los cuales tienen propiedades que reducen el acné.

Los anticonceptivos orales Co-cyprindiol y Dianette (Diane 35) pueden ser usados por algunas mujeres para ayudar a tratar el acné. El principio activo regula la producción de hormonas para que las glándulas sebáceas paren de producir tanta cantidad de sebo.

Si estás experimentando acné que no responde a los tratamiento de venta sin receta, su médico puede ayudarle. Coja cita con su médico para saber más sobre las distintas opciones.