Un estudio reciente publicado por el Hepatology journal ha investigado la relación entre el consumo de alcohol y vivir en climas más fríos.

El estudio fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Pittsburgh, teniendo en cuenta los datos de 193 países; y los resultados sugieren que existe una correlación inversa entre la temperatura y las horas de luz; y los litros de alcohol consumidos.

¿Cómo se llevó a cabo el estudio?

El estudio usó datos de la Organización Mundial de la Salud, Organización Meteorológica Mundial, y el Institute on Health Metrics and Evaluation.

Se analizó lo siguiente:

  • horas de luz solar anuales.
  • temperatura media anual
  • cifras de consumo de alcohol
  • hábitos de consumo de alcohol
  • datos de salud
  • cirrosis (enfermedad del hígado)atribuida al consumo de alcohol

El estudio tuvo en cuenta ciertas variables que pueden afectar los resultados; como la presencia de hepatitis vírica, obesidad y uso del tabaco, que también puede afectar al hígado.

También tuvo en cuenta el estilo de vida y las facetas culturales de los países más cálidos. Por ejemplo, algunos países en las partes más cálidas del Medio Oriente eran en gran parte musulmanes, donde generalmente no se consume alcohol.

Al analizar los datos, el equipo de investigadores pudo establecer una correlación negativa entre los factores climáticos específicos (temperatura y horas de luz solar) y el consumo de alcohol (el consumo per cápita total de alcohol medido, el porcentaje de la población que bebe alcohol y la incidencia del consumo excesivo de alcohol).

Los datos parecen sugerir también que el clima puede estar relacionado con el número de casos de enfermedades del hígado por alcoholismo.

¿Qué causa la relación entre el clima y el consumo de alcohol?

Desde un punto de vista físico, beber alcohol puede hacer que nos sintamos más calientes. Esto se debe a que las sustancias en el alcohol actúan como vasodilatadores y envían más sangre a la superficie de la piel (esta es una de las razones por las cuales las personas pueden ser más propensas al enrojecimiento facial cuando beben alcohol). Por lo tanto, si bien la temperatura del cuerpo no cambia realmente, Se puede sentir un poco más de calor cuando se bebe alcohol.

Pero también existe una dimensión de salud mental en esta relación. Se piensa que la exposición limitada a la luz del día está asociada con la depresión. Menos horas de luz diurna es la causa de una condición que muchas personas experimentan durante el invierno, conocida como Desorden afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés); donde los días más cortos conducen a sentimientos de mal humor. Y existe un vínculo establecido entre la depresión y el aumento del consumo de alcohol. Por lo tanto, se ha llegado a un consenso de que las personas que viven en climas con menos horas de luz suelen estar más predispuestas al consumo excesivo de alcohol.

Los resultados de este estudio van aún más lejos y, de hecho, establecen un vínculo entre los climas más fríos y la enfermedad hepática relacionada con el alcohol.

¿Cómo se pueden usar estos resultados?

Un artículo publicado por el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh UPMC en su página web sugiere que los resultados pueden ser usados para que los organismos de salud informen puedan combatir el consumo excesivo de alcohol y el alcoholismo, y ayudar a concentrar los esfuerzos y recursos en áreas geográficas particulares donde el riesgo de enfermedades relacionadas con el alcohol y la cirrosis era mayor.

¿Cuánto es mucho alcohol?

No hay un límite de seguridad recomendado para el consumo de alcohol. Al contrario de lo que muchos artículos en medios populares han afirmado durante años de que una pequeña cantidad de alcohol es buena, ahora se piensa que cualquier nivel de consumo de alcohol es menos saludable (desde un punto de vista físico) que la abstinencia total.

Las pautas de menor riesgo actualmente son:

  • no más de 14 unidades por semana
  • si alguien toma 14 unidades por semana, debe distribuir este consumo en tres o más días.
  • y dejando al menos dos días sin alcohol por semana.