Mantenerse sano en la universidad no es siempre fácil. Combinar el estudio, trabajo y los actos sociales hace que sea complicado llevar un estilo de vida equilibrado.

Aunque cuidar de la salud puede no parecer una prioridad cuando somo universitarios, sí que es importante. Además de prevenir enfermedades, mantenerse en forma y comer bien puede hacer que seamos más productivos, lo que significa estudiar mejor y aumentar nuestro rendimiento académico

Como explicaremos a continuación, llevar un estilo de vida saludable no tiene por qué ser más caro (de hecho puede ahorrarnos dinero en cierta medida)

Con el comienzo del nuevo curso, hemos escrito este artículo para analizar las medidas que los estudiantes pueden tomar para mantenerse sanos durante la uni.

Consumo de Alcohol: mantenerlo moderado

 Las recientes estadísticas muestran que cada vez son más los jóvenes universitarios que no consumen alcohol de manera regular, y esto en parte se debe a una mayor concienciación sobre los efectos secundarios que tiene sobre la salud.

Sin embargo, las estadísticas muestran también que el día que los jóvenes beben lo hacen consumiendo niveles excesivos de alcohol.

La semana de las novatadas es la primera experiencia que muchos tendrán con la universidad y con vivir fuera de casa; y tradicionalmente el consumo de alcohol es excesivo. Sin embargo, aunque se tenga en mente “relajarse” durante las siguientes semanas, consumir alcohol de manera excesiva durante toda una semana no es una práctica saludable.

Cuando se trata de alcohol, no existe un límite “seguro”. Pero mantener el consumo en niveles moderados puede reducir drásticamente los probabilidades de dañar tu salud de manera seria. (Ser moderado con el alcohol te ahorrará también mucho dinero).

Las recomendaciones generales del consumo de alcohol son:

  • menos de 14 unidades a la semana (repartir en tres o más días si consumes de manera regular 14 unidades semanales).
  • dejando al menos dos días a la semana sin beber alcohol.
  • si te pasas una noche, asegúrate de dar a tu cuerpo la oportunidad de recuperarse, dejando al menos 48 horas antes de beber más alcohol.

Dormir: mantén una rutina

Para muchos estudiantes, las horas irregulares de estudio y trabajo forman parte de la vida universitaria. Algunos pueden tener clases a primera hora de la mañana o por la tarde, o un trabajo a tiempo parcial por la noche. Alguna semanas pueden tener que estudiar más que otras, y los eventos sociales pueden acabar en una larga noche.

Vivir en una residencia de estudiantes o en una casa compartida puede en ocasiones presentar un obstáculo para dormir profundamente. Otros residentes podrían tener un horario diferente, y mucha gente viviendo en un espacio reducido significa inevitablemente que siempre habrá alguna fiesta.

Mantener una rutina para dormir tiene varios beneficios. Nos ayuda a mantener concentrados en nuestro trabajo y estudios, y ayuda a mantener nuestro sistema inmunológico funcionando bien. Algunos estudios han sugerido que mantener buenos hábitos de sueño puede reducir nuestro riesgo de desarrollar diabetes o enfermedades del corazón.

Por lo que siempre que sea posible intenta seguir las siguientes prácticas de sueño:

  • duerme entre 7 y 9 horas al día
  • mantén las horas de sueño tan regulares como sea posible, evitando ir a dormir muy tarde, o quedarse en la cama demasiadas horas por la mañana.
  • evita comer justo antes de acostarte, idealmente cena al menos 2-3 horas antes de ir a la cama.
  • intenta no usar el teléfono, la tablet o el ordenador al menos una hora antes de acostarte.
  • invierte en un antifaz o tapones para los oídos.
  • mantén el consumo de cafeína y alcohol a un nivel moderado.
  • si estás muy ocupado, antes de acostarte escribe una lista con todas las cosas que tienes que hacer al día siguiente para que no estés despierto pensando en ellas.
  • siempre que sea posible, es una buena idea tomarse completamente “libre” un día a la semana, sin trabajar o estudiar. Esto permite descansar y desconectar.

Cocinar en casa: más barato y saludable

Comer fuera y pedir comida a domicilio son opciones tentadoras cuando no tenemos comida en casa. Y si tenemos poco tiempo, puede parecer más económico comprar unas cuantas unidades de comida preparada.

Pero las comidas en restaurantes y establecimientos de comida rápida contendrán probablemente más sal, azúcar y grasas saturadas que si cocinamos nosotros mismo. Y aunque en un principio la comida preparada puede parece conveniente y más barata que si cocinamos en casa, normalmente ofrecerá mucho menos valor nutricional.

Comprar los ingredientes, cocinar los platos en casa y comerlo en el curso de dos días es una opción más barata y saludable. Usar ingredientes básicos permite tener un control sobre la cantidad de sal, azúcar y aceite que comemos. Tener la comida lista en el frigorífico reduce también la tentación de llamar y pedir comida.

Cuando cocinamos existen ciertas reglas que conviene recordar:

  • Invierte en algunos recipientes robustos y seguros para conservar alimentos, sellables o tupperware
  • La comida que vayas a usar otro día debes apartarla y dejar que se enfríe por al menos dos horas.
  • Divide la comida en porciones para congelar y descongelar más fácilmente
  • Si vas hacer para varios días evita usar alimentos que no se pueden congelar como la patata o el arroz.
  • Si dejas sobras en el frigorífico, cómelas en el plazo de dos días.
  • No recalientes la comida más de una vez.
  • Solo descongela lo que pienses comer, y no congeles los alimentos más de una vez.
  • Asegúrate que cualquier congelado ha sido completamente descongelado en el frigorífico antes de recalentarlo
  • Toda la comida descongelada debe ser consumida en 24 horas.

La compras impulsivas y las promociones de snacks de los supermercados pueden actuar en contra de nuestra salud o plan de dieta, y nuestro bolsillo. Por lo que cuando compramos comida es importante tener en cuenta:

  • saber lo que ya tienes en casa
  • hacer una lista antes de ir al supermercado
  • atenerse a la lista
  • ir a comprar con el estómago lleno
  • Ir a las horas que hay menos gente (para que estés tranquilo y tengas tiempo de chequear los ingrediente y comparar precios, en lugar de coger lo primero que pilles).

Ejercicio: reserva tiempo para practicarlo

No siempre es fácil encontrar tiempo para realizar ejercicio, particularmente durante las semanas de exámenes. Pero la actividad física regular, además de ayudarte a estar en forma y activo, puede mejorar tu productividad; por lo que aunque te encuentras en un momento de largas horas de estudio, es una buena idea intentar buscar un hueco para ejercitarse.

La seguridad social recomienda realizar un mínimo de entre dos o tres horas de ejercicio aeróbico moderado (como nadar, andar o montar en bici) a la semana; o 75 minutos de actividad aeróbica vigorosa (jogging, correr o jugar en un equipo de fútbol o baloncesto) a la semana. Además de esto, se recomienda realizar entrenamiento de fuerza al menos dos días a la semana.

Una particular ventaja de ser estudiante es que los gimnasio, piscinas, polideportivos ofrecen tarifas reducidas con buenos descuentos. Unirse a un equipo deportivo de la universidad puede añadir un extra de motivación, especialmente si eres de los que te da pereza entrenar solo.

Lo paneles informativos y redes sociales de la universidad ofrecen normalmente toda la información sobre eventos y cómo unirse a un club o asociación deportiva.

Permanecer sano: higiene y salud

Es difícil rendir a nivel académico si no te sientes bien, por lo que es crucial tomar ciertas medidas para no caer enfermo.

Cuando se vive en residencias o casas compartidas, tenemos que tener en cuenta que es mucho más sencillo que las infecciones se propaguen. Como hemos mencionado, dormir bien, limitar el consumo de alcohol y practicar ejercicio de manera regular puede ayudar a que tu sistema inmunológica rinda al máximo.

Pero una buena higiene tanto del ambiente que nos rodea como personal es vital también. Mantener tu habitación y las áreas comunes limpias y ordenadas reduce el riesgo de coger una infección. Esto incluye pasar el aspirador y limpiar el suelo, sanear el baño y la cocina, lavar toallas y ropa de cama de manera regular.

Además, mantener los espacios ordenados reduce las probabilidades de distraerse cuando se está estudiando.

Por supuesto, mucha gente cogerá resfriados y gripe de vez en cuando en la universidad. En la mayoría de los casos, desparecerán después de unos pocos días de descanso y abundantes líquidos. Pero si notas síntomas inusuales, o los síntomas se vuelven serios, acude a tu médico.