El estrés, comprensiblemente, es un término con muchas connotaciones negativas. El estrés crónico sucede a menudo como resultado de unas duras condiciones de trabajo o circunstancias personales difíciles, y tiene efectos adversos en la salud física y mental de las personas.
Pero, ¿existe un nivel de estrés que puede ser beneficiosos?
En este artículo vamos a analizar algunos de los efectos del estrés y la adrenalina en el cuerpo, si pueden ser beneficiosos en nuestra salud mental y rendimiento físico, y cuándo es demasiado.
¿Por qué nos estresamos?
Puesto de manera simple, el cuerpo produce ciertos químicos cuando se enfrenta a una situación que requiere una respuesta rápida y efectiva (también conocida como reacción de lucha o huida).
Cuando nos sentimos amenazados o tenemos que enfrentarnos una situación complicada, el cuerpo genera unas hormonas llamadas cortisol y adrenalina. Esto nos prepara para actuar, causando que nuestro corazón lata más rápido, nuestra respiración se acelere, y nuestros músculos se tensen
También podemos experimentar una sensación similar (en menor escala) cuando participamos en deportes, jugamos a la consola, hacemos una presentación, o vemos una película de terror.
La adrenalina hace que nuestros sentidos se agudicen, de modo que estamos más alerta y somos capaces de percibir mejor nuestro entorno, y así responder rápidamente. (Por ejemplo, esta es la razón por la que podríamos ponernos más nerviosos y sensibles al más mínimo estímulo durante una película de terror).
Nuestro cuerpo está diseñado para mantener este estado solo por un corto periodo. Una vez, que en teoría, estamos fuera de peligro, los efectos de la adrenalina se desvanecerán, nuestro latido del corazón se normalizará, y nuestros músculos y sentidos se relajarán
¿Cómo puede el estrés beneficiarnos?
Como hemos mencionado, cuando experimentamos estrés en pequeñas cantidades puede aumentar nuestra capacidad física y mental, por lo que rendimos mejor en una tarea.
Además el estrés puede ser un gran motivador. Algunas personas sienten que consiguen los mejores resultados cuando están bajo presión, y lo ven como necesario para ayudarles a alcanzar más. Otros pueden incluso prosperar en momentos de estrés; algunos científicos lo han comparado con una droga. En el corto plazo, se ha descubierto que el estrés actúa sobre los centros de dopamina del cerebro. Los músicos y actores a menudo describen como un "subidón" cuando actúan frente a grandes multitudes, y esto podría explicarse, al menos en parte, por la conexión estrés-dopamina.
Aunque lo efectos descritos con anterioridad pueden no beneficiar nuestra salud en general, pueden beneficiar nuestra situación. Por ejemplo, rendir bien en el trabajo debido a una pequeña cantidad de estrés puede mejorar nuestra posición laboral, y en algunos casos proporcionarnos recompensas.
También se han llevado a cabo muchas investigaciones sobre los beneficios mentales y fisiológicos del estrés agudo.,
Por ejemplo, algunos expertos piensan que el estrés agudo potencia la función del sistema inmunológico. Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford descubrió que simulando la metabolización “lucha o huida” en ratas provocaba que más células inmunitarias entraran en el flujo sanguíneo.
Científicos de la Universidad de Berkeley descubrieron también que el estrés agudo puede tener un efecto positivo en la memoria de las ratas.
Pero, al igual que sucede con muchos de los estudios realizado en animales, estos resultados pueden no ser necesariamente aplicables a los humanos; por lo que mientras que son interesantes y pueden servir de base, hay que analizarlos con precaución.
¿Cuándo el estrés se convierte en algo malo para la salud?
Es crucial diferenciar entre estrés crónico y estrés agudo.
El estrés agudo, que se experimenta en un corto periodo de tiempo, tiene más probabilidades de pasarse después de que la situación responsable del estrés se haya superado.
Por ejemplo, si alguien experimenta un estrés agudo como resultado de una fecha límite en el trabajo, una vez que el plazo se ha complido satisfactoriamente, el estrés podría desaparecer.
El estrés crónico es diferente. Puede ser el resultado de un problema persistente, como una carga excesiva de trabajo de manera regular, o atravesar por circunstancias personales difíciles.
El impacto psicológico del estrés crónico es bien conocido. El estrés persistente puede afectar de manera negativa a nuestra salud mental, provocando problemas como ansiedad y depresión.
Además, el estrés crónico puede tener también efectos nocivos sobre diferentes aspectos de nuestra salud física.
Un estudio realizado por la Universidad de Kentucky descubrió que mientras que el estrés agudo potenciaba algunos aspectos del sistema inmunológico, el estrés crónico bajaba las defensas, incrementando las probabilidades de coger una infección.
Muchas personas saben por experiencia que el estrés puede causar dolor de cabeza y dolor muscular. Además puede afectar el suelo, y hacer que nos sintamos más cansados (lo que puede debilitar el sistema inmunológico).
Muchos estudios sugieren también una fuerte conexión entre estrés e inflamación. Se piensa que el estrés inhibe la capacidad del sistema inmunológico para responder ante una inflamación; y por lo tanto se cree que el estrés es un factor importante en el desarrollo de brotes de enfermedades inflamatorias como la psoriasis, enfermedad de Crohn, y artritis reumatoide.
¿Qué debo hacer con el estrés?
Es totalmente normal tener estrés de vez en cuando debido a las exigencias del día a día. Como hemos mencionado, cuando se experimenta estrés en pequeñas cantidades, y lo controlamos, puede incluso ser de ayuda.
Pero es importante ser capaz de reconocer cuando el estrés se está convirtiendo en un problema constante.
Puedes estar experimentando niveles de estrés potencialmente dañinos si:
- Sientes que estás constantemente preocupado
- Tienes dificultades para relajarte
- Desarrollas problemas físicos como: dolor muscular o dolor de cabeza
- Te agitas con facilidad
- No pueden dormir profundamente
Las personas que viven con estrés constante deben buscar una manera de solucionarlo.
Si el trabajo es la causa, hablar con el departamento de recursos humanos o con tu supervisor puede ser de ayuda. Obviamente depende del tipo de trabajo que tengas, pero en ocasiones tu empresa puede ayudarte reduciendo tu carga de trabajo de manera temporal o asistiendo a la hora de afrontar el trabajo.
Hablar con tu médico de cabecera puede ser también de gran ayuda. Si no son capaces de ayudarte ellos mismo, te pueden derivar a un especialista