Plantearse la posibilidad de abandonar el hábito de fumar siempre es positivo. Sin embargo, no parece tan sencillo saber por dónde comenzar esta ardua tarea. Para conseguir dejar de fumar, es fundamental tener una planificación de cómo hacerlo. Y ahí es donde entra la valoración de varios factores, entre ellos, la época del año en la que decidimos abandonar el hábito. En este sentido, el verano parece emerger como la mejor época para conseguir nuestro objetivo, según señalan varios expertos. 

Cuando alguien se plantea abandonar el tabaquismo necesita una buena estrategia para conseguir su meta. Sin embargo, son pocos los que tienen en cuenta la importancia de una buena planificación para decidir cuándo será el momento adecuado de fumarse el último cigarrillo. De hecho, el informe publicado por la farmacéutica Pfizer Rompe con la nicotina basado en el estudio llevado a cabo en España con fumadores y exfumadores señala que tan solo el 8% de los fumadores buscan ayuda profesional para acabar con su tabaquismo, lo que parece indicar que, efectivamente, la planificación pasa a un segundo plano en lo que respecta a abandonar el hábito.

Muchos son los factores a tener en cuenta cuando alguien intenta dejar de fumar. Sin embargo, hay uno en especial al que parece que no se le da la importancia que merece: el periodo del año para iniciar este reto. ¿Cuántas veces ha escuchado a algún conocido decir eso de “el día 1 de enero lo dejo” horas antes de comenzar un nuevo año? Sin embargo, esta estrategia parece haberle funcionado a muy pocos. A continuación, le dejamos cuatro razones por las que el verano será su mejor aliado para ayudarle a conseguir su objetivo: dejar de fumar para siempre.

La ansiedad y el estrés disminuyen en verano.

La ansiedad y el estrés están totalmente ligados al tabaquismo. A mayor ansiedad y estrés, mayores son las probabilidades de fracasar en su intento de dejar de fumar. Por eso, si eliminamos gran parte de los factores estresantes de nuestra vida diaria, estaremos más cerca de poder combatir nuestra adicción. En este sentido, es bien sabido que el verano es la época más relajada del año. Las vacaciones, los horarios reducidos y una carga de trabajo menor favorecen que dejemos de lado el estrés del trabajo, los problemas de la vida diaria y nos centremos en disfrutar del periodo estival.

En verano nuestras rutinas cambian. 

Es muy habitual escuchar eso de “no puedo vivir sin el cigarrillo de después de comer” y, en cierta medida, podríamos asumir que es una necesidad real. Las personas somos seres de costumbres por naturaleza. Por eso, cuando creamos una rutina, es difícil modificarla o eliminarla, aunque no es imposible. Siguiendo el ejemplo, si creamos la rutina de fumar un cigarrillo todos los días después de comer, nuestro cerebro enviará una señal para recordarnos que debemos fumar un cigarrillo después de cada comida. En verano, conseguimos romper con la mayoría de rutinas que tenemos instauradas y esto puede ser un gran aliado a la hora de dejar de fumar. Por ejemplo, puede ocurrir que en verano no comas a la misma hora todos los días o incluso, un cambio de escenario, como por ejemplo comer en un restaurante, nos ayude a desligar esa costumbre. Al no seguir nuestros patrones diarios, es más probable que nuestro cerebro no envíe las señales como lo haría en un día rutinario siendo más fácil para nosotros olvidarnos o lograr manejar de manera más adecuada los momentos en los que tenemos la tentación de encender un cigarrillo. 

El verano es la estación del año más divertida. 

Si hay un periodo del año que destaca por acumular planes sociales y culturales, sin duda, es el verano. En verano es más fácil reencontrarnos con amigos y familia durante las vacaciones. Además existen multitud de planes al aire libre que podemos disfrutar como por ejemplo el ejercicio físico que, además, nos ayudará a vencer la ansiedad creada por la adicción a la nicotina que, probablemente sintamos en esos primeros días sin fumar. También es la época ideal para comenzar nuevas actividades y disfrutar de espectáculos así como visitar aquellos lugares que siempre quiso ver. Mantenerse entretenido es una buena estrategia para mantenerse alejado de aquellos pensamientos que seguramente pueden aparecer de vez en cuando por su cabeza pidiéndole que retome el hábito de fumar. 

La hidratación en verano es fundamental. 

Así como el calor es la característica por excelencia de la época estival, mantenerse hidratado es la forma más común de combatirlo. ¿Cómo influye esto en su lucha contra el tabaquismo? Sustituyendo sus bebidas habituales por otras bebidas más apetecibles en verano. Normalmente, solemos beber cafés y tés a lo largo del día. Estas bebidas son excitantes que estimulan e incrementan la necesidad que siente nuestro cuerpo de fumarse un cigarrillo. Sin embargo, en verano, encontramos una gran variedad de bebidas como los zumos de frutas y granizados que, por un lado, nos ayudan a refrescarnos y, por otro, no son excitantes como el café o el té, por lo que el deseo de fumarse un cigarrillo será menor si decide tomar este tipo de bebidas. 

Dejar de fumar no es una tarea sencilla. La clave de su éxito dependerá en buena medida de la planificación que realice antes de adentrarse en la tarea de abandonar su tabaquismo. Si está pensando en dejar de fumar pero no sabe por dónde empezar, una buena forma de hacerlo es comenzar por buscar el consejo experto de los profesionales sanitarios, quienes estarán encantados de ayudarle y guiarle en su proceso, dándole las pautas y los recursos necesarios para que consiga su objetivo. 

Además, si se da la casualidad de que su deseo de dejar de fumar se produce durante el verano o cercano a esas fechas, recuerde que este puede ser un gran aliado ya que es el momento del año ideal para comenzar su lucha contra el tabaquismo y combatir sus ganas de fumar, volviendo así con el tiempo a disfrutar de una mejor calidad de vida libre de humos.